En búsqueda de la prosperidad
Si has llegado hasta aquí una de las muchas preguntas que tendrás es por qué mi consultoría se llama 3 estrellas blancas Feng Shui.
¿Nunca te has preguntado por qué la empresa de la manzana mordida se llama Apple y no Mango?
Tal vez fue una noche de lujuria y al despertar lo único que encontró de comer fueron manzanas. Grato recuerdo, sí señor.
O simplemente porque le gustaban las manzanas. Sobre todo las Kanzi.
O tal vez porque quería destacar en el primer lugar del listín telefónico, cómo así fue. Gran genialidad.
Pero no vengo a hablar de grandes compañías, ni pequeñas, ni siquiera vengo hablar de mí, sino de tí.
¿De mí?
¿Pero qué dices!
Quédate hasta el final y lo sabrás.
Volvamos al por qué de mi nombre.
Empecemos por el final.
¿Por qué Feng Shui?
Es una ciencia china con extraordinarias lecciones de sabiduría para la armonización de espacios.
Has leído bien. Es una ciencia porque funciona si sabes aplicarlo. Y eso lo descubrirás tú mismo.
¿Por qué estrellas blancas?
Las estrellas son códigos numéricos que expresan un cierto tipo de energía que nos influye cuando habitamos en cualquier espacio cerrado.
Si son blancas, son conocidas por brindarnos buena suerte.
¿Por qué tres (3)?
Porque sólo son 3 estrellas de 9 disponibles.
Esta fue fácil.
Sin embargo, cuando tienes estas tres estrellas entrando en la fachada de tu casa o negocio son de un extraordinario augurio.
Claro, si sabes utilizarlas.
(Lo sé, me repito).
Con estas 3 estrellas en juego, probablemente la prosperidad visite cada día tu vida (y la de tu empresa).
Nunca te faltará.
Harás que el curso de tu vida sea favorable en cuanto al emprendimiento y los sucesos fortuitos.
¿Alguna vez te ha pasado que al tomar una decisión inequívoca ha hecho que todo y todos se muevan al son de tu decisión?
Llámalo prosperidad, llámalo como quieras.
Pero es aquello que te hace estar en sintonía con la vida.
No hablo de tu dinero, no hablo de tus amigos, de tu partido político, de tu país, de tus hijos, tu familia, no hablo de nada de eso.
Es la seguridad de que estás haciendo algo importante sin apego al resultado.
Y lo sientes tú.
Sólo tú.
Pero no hay camino por muy largo que sea que no se empiece por un primer paso.
Y tú eres la pieza fundamental para iniciar el curso.
El Feng Shui ofrece muchas formas diversas de avanzar.
Conmigo verás multitud de ejemplos prácticos que podrás aplicar en tu propia casa, fácil y sencillo, para dar el primer pasito.
Te tengo preparado una sorpresa en tu escritorio y tan solo está a golpe de email.
Quiero mi nueva mesa (botón)
También puedes escribirme y preguntarme qué es para ti la prosperidad.
Y también te puedes darte de baja si todo esto te parecen sólo palabras sin sentido.
Oye, ¡que te queda una cosa por hacer!
Revisa porque tienes una carta mía en tu buzón.
En ella, encontrarás una llave y una tarjeta.
La llave abre la puerta de mi casa.
En la tarjeta tienes un mensaje que dice: Bienvenido.
Esto tiene una pinta estupenda.
Ahora déjame contarte una historia.
Un día cualquiera en un sitio cualquiera, un caminante se detiene en la mitad de un puente. Estaba descansando después de un largo paseo.
Observando las plantas y flores a la orilla del río justo debajo de sus pies, observó algo curioso.
Una persona estaba pescando algo para comer con su camping-gas y su sartén preparadas. Sin embargo, cada vez que pescaba algo, observaba a su presa por unos segundos y lo acababa tirando de nuevo al agua.
El pescador tenía maestría, ¡Vaya que si la tenía!. En cuestión de minutos había pescado 6 o 7 peces de los grandes y alguno que otro pequeño. Pero sin mediar palabra, los volvía a echar al río.
El caminate asombrado por lo que veía se dijo a sí mismo, una vez más y voy a preguntarle por qué lo hace. No podía quedarse con la duda.
¡Y ahí estaba! el pez más grande que había visto en años. Menuda recompensa, menudo ejemplar, pensó. Esta vez sí. Esta vez a la sartén.
Observó atentamente al pescador, como cogía su pieza, como la miraba, como la sentía… y fiiiuuuu al agua de nuevo.
¡No puede ser!
Intrigado, bajó a preguntar.
- Perdone señor, he estado observando su destreza con la caña. Sin embargo, todos los peces los ha devuelto al río y usted tiene la sartén caliente, por lo que supongo que querrá comer.
- Señor, usted hace una buena deducción. El problema que tengo es que los peces pequeños se deben devolver al río y los peces grandes no entran en mi sartén.
- Siempre busco aquellos peces que encajen en la sartén, es la única que tengo, ya que soy pobre.
La sartén son tus pensamientos y éstos condicionan tú (nuestra) vida.
No dejes que una sartén límite tus sueños.
Vamos allá.
Oye, ¡que te queda una cosa por hacer!
Revisa porque tienes una carta mía en tu buzón.
En ella, encontrarás una llave y una tarjeta.
La llave abre la puerta de mi casa.
En la tarjeta tienes un mensaje que dice: Bienvenido.
Víctor Vicente, Consultor de Feng Shui